viernes, 4 de septiembre de 2009

Te vas.

Y me dejas hecha mierda aquí, sin saber de tí, sin dar una explicación. Te vas y me dejas con tantas palabras en los dedos, con tantos personajes que encarnar, con una pinche angustia...
¿Qué voy a hacer sin tí? Tú me comprendes y me entiendes, me lees y me consumes, ¿ahora qué carajos hago?
Voy al bar de la avenida, pido una cervez, luego otra, otra, otra, otra, miles. M embriago para ver si me da una congestión y vas por mí al hospital, para ver sí muero y el paraíso son tus ojos, negros como el abismo; para que me encuentres tirada en Reforma y me lleves a tu casa, y me acuestes en tu cama, junto a tí. Y fingiendo dormir, rosemos nuestros labios, me beses dulce, tiernamente, como sólo tú sabes hacerlo, me abrazes tan fuerte que no pueda respirar.
En cambio, un mesero me carga hasta el taxi, éste me lleva a una calle en nosedondé, me quita la bolsa con el celular y yo me tambaleo hasta la banqueta, esperando que me veas desde donde estes.
Pasan los meses y lo único que se de ti es que regresaras en un año. Me lo dijiste en un poema y no se si sea cierto o sólo es lírica. Fernando Rivera C. me canta, me dice que le duele la vida y no encuentra salida. Lo dice por mí. Carajo, no puedo quedarme esperandote un año (sí acaso fuera cierto que regresaras). Decido hablar con la gente, conocer chicos.
No consigo nada, no les intereso, soy tan aburrida. Para tí no lo era, tú me conoccías, contigo podía hablar horas, de lo que fuera, ahora soy incapaz de tener una plática que vaya más allá del "Hola". Ahora doy la impresión de que soy tonta y banal, que ni siquiera leo revistas, que no se nada de música. Sin tí estoy perdida.
Te fuiste y no te importo destrozar mi vida, ni siquiera te tomaste la molestia de buscarme un reemplazo, otro ente del cual detenerme en este gran pozo sin fondo. Te vas y no te importa si podré volver a conocerte o a conocerme.

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