sábado, 31 de octubre de 2009

Y a pesar de todo, fuí.

Ya lo sabía, no debía ir. Desde la primera sugerencía debí decir no.
Sabía que ahí ibas a estar, con tu cabello largo, tan ufano, tu bufanda al más puro estilo bohemio, tu cigarro y el alcohol. Sabía que iban a estar tus amigos y me harían sentir mal [si no los conociera], sabía que me ibas a ignorar....
Y aún así fuí.
Y me ignoraste.
Y trataste de darme celos con tu amiga.
Y me evitaste.
Y no me dirigiste la palabra.
Y aún así, aquí sigo, como tonta enamorada, escribiendote una vez más.

miércoles, 28 de octubre de 2009

-No te amo.

-No me importa, sólo quiero que me escribas.
-Pero no te amo.
-Yo tampoco, sólo me gusta leerte.
-De verdad que no sacaras nada bueno de esta relación.
-No quiero una relación, sólo quiero leerte.
-No te gustaré.
-Ni busco que me gustes, sólo escribeme, me gusta leerte.
-¿Ves? ¡Empiezas de nuevo! Yo no te amo, aunque podría llegar a hacerlo...
-No quiero que me ames, ni que me conozcas, ni que te guste, no quiero nada de ti más que tus letras.
-Pero yo no soy yo, no te puedo amar porque soy raro, insociable, desgarbado.
-Poco me importa todo eso, por favor, escribeme para que sea infeliz. Me vale madres lo que sientas por mí, yo nunca sentiré nada por tí, sólo quiero leerte.
-Sí no me amas, ¿por qué quieres que te escriba?
-Porque me gusta leerte, te lo he dicho desde siempre. Me gusta que te odies...
-En verdad que no puedo amarte, no empiezes de nuevo...

martes, 27 de octubre de 2009

Si no hago nada, entonces que?

Querídisimo anónimo, Él lo sabe.
Lo supo desde el momento en que lo invite a bailar. Mi sonrisa estúpida lo dijo por mí.
Lo supo cuando lo veía en la banca, solo, sin hablarle a nadie. Cuando intentaba hablarle y sólo reía.
Lo supo cuando mis amigos se lo dijeron, cuando me aventaron hacia el en una actitud de primaria, cuando se enojo por lo fastidiosos que son, cuando lo saque a bailar y tome sus manos, cuando ignoré a todos por estar con Él.
Lo supo cuando mi amiga ebria lo saco de la fiesta y prácticamente le grito que yo estaba enamorada de Él.
Lo confirmo cuando se lo confesé a su hermana. Supe que sabía cuando todos me dijeron que ya sabía.
¿Ahora que me toca hacer? ya no me queda nada qué, sólo espero conocerlo y que lo haga también...

lunes, 12 de octubre de 2009

Y la lluvia no sonaba...

… porque al pensar en ti nada suena ni resuena ni resuella. ¿Estaré junto a ti toda la vida? Ojala y no…

Estaba frente al escritorio, tratando de escribir mi sentir, olí tierra mojada y salí al patio a ver qué pasaba [no puede llover, no se escucha]. Vi el piso mojado, húmedo y no lo creí [no pudo haber llovido, no oí nada]. Tuve que salir de la cornisa y pararme en medio para comprobar una ligera llovizna, muy tierna, muy linda, muy enamorada.
Volví al escritorio y lo conté. No conté nada bueno porque fue un hecho sólo bello para mí, para mí que existió y para mí que lo contemple. Entonces ¿no todo lo bello es bello para todos? Mi lluvia silenciosa ¿sólo es vaticinio para mí?
Volteé la cabeza y ahí estabas y no estabas, eso quiere decir que ¿sólo existes para mí? Recuerdo otra carta que te escribí, te hable sobre tu cabello largo y negro, de tus manos temblorosas con cigarro y café. ¿Ése no eras tú? ¿No eras tú el que hablaba de Sartre y Cortázar? ¿Él que habla francés y lee en inglés? ¿Soy yo? ¿O quién eres?
Y la lluvia callada seguía, sin dirigirme la palabra, sigilosa como es ella. Y yo te recordé con más fuerza, para ver si la hacías hablar… Pero no. Y luego recordé cuando me dijiste que me querías, que me amabas, que me dedicabas comerciales y lunas de octubre y arcoíris y escritos, cuando me decías que era la mejor escritora de tu vida y yo lo creía. Cuando me dijiste que te ibas y no regresarías hasta un año después y yo te respondía así que pasen dos, tres, cinco años.
Recordé cuando te internaron en el manicomio [perdón, hospital psiquiátrico]. Cuando te resististe a entrar, cuando te tuvieron que inyectar, cuando caíste y el golpe sonó por todo el vestíbulo, cuando te cargaron tres enfermeros hasta tu habitación y no me dejaron entrar. Cuando te visité la primera vez y te vi con tu cara demacrada, tus 10 kilos menos, tus ansias por besarme y al enfermero que lo impidió. Tus planes secretos de escaparte también los recordé [y ojala los pudiera olvidar], tus mensajes que mandabas a escondidas.
Tus flores, tus llantos, tu tierra, tu corazón, tu traje negro, mi vestido azul, la lápida con J.L.69, J.S., grabados en mi mente. Recuerdo a John Sims, creado sólo para mí, al que detestabas, al que querías matar y sólo mantenías con vida por mí, recuerdo al gandul de los cacahuates. Te recuerdo, te recordé.
Y entonces la tormenta comenzó, más escandalosa que nunca, como gritando ¡Aquí estoy!

viernes, 11 de septiembre de 2009

Perro muerto.

Se murió mi perro. Mi perro del teatro, el de las pastorelas, el que conocí en el Usigli. Se murió y lloré como histérica, no podía dejar de ver su cuerpo a los pies de mi cama. No pude tocarlo siquiera.
¿Lo oí respirar? ¿Escuché su corazón latir? No lo sé. Llame al veterinario, lo llevamos enseguida al hospital. Cuando el doctor entró ya presentaba rigor mortis.
Me senté en la cama después de regresar de la clínica. No lo pude ver a los ojos, no me pude acercar, no me despedí en paz. Me senté y no podía ver su collar, ni siquiera voletar a los pies de la cama. Me acosté, me tape, seguí llorando, seguí pataleando hasta que el collar cayó bajo la cama. Ha pasado más de un mes y no lo he podido levantar, no soy capaz.
Aún llego en las noches, en las tardes, en las mañanas, esperando verlo en la puerta, en el sillón dormido, en las escaleras. No acepto su muerte, no me pudo abandonar así, como si nada, como si la vida siguiera después de que se va alguien...

Mta.

Me molesta ser así. Querer llamar su atención a costa de lo que sea. Me reemputa que ni siquiera me guste, que ni lo habia visto hasta que llego y me beso. Y ahora, como tonta, yo quiero tenerlo todo el tiempo sobre mí, sólo para tener el placer de tratarlo mal, de presumir su arrastrades.
Y hoy, hoy me molesto más que me tratara como alguien más, que no me scara a bailar, que no hiciera ninguna insinuación de querer acercarse a mí. Me recontra emputo que se la pasará con esa chica, que a ella la invitara a bailar, que la acompañara a su casa y la abrazará todo el tiempo.
Y yo super tonta me fui a bailar con otro, lo besé en su cara para ver si reaccionaba. Nada.
¡Carajo! ¿Qué le sucede? Deberia estar suplicandome estar siquiera a su lado. Me reencabrona estar así por él. Si ni me gusta.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Te vas.

Y me dejas hecha mierda aquí, sin saber de tí, sin dar una explicación. Te vas y me dejas con tantas palabras en los dedos, con tantos personajes que encarnar, con una pinche angustia...
¿Qué voy a hacer sin tí? Tú me comprendes y me entiendes, me lees y me consumes, ¿ahora qué carajos hago?
Voy al bar de la avenida, pido una cervez, luego otra, otra, otra, otra, miles. M embriago para ver si me da una congestión y vas por mí al hospital, para ver sí muero y el paraíso son tus ojos, negros como el abismo; para que me encuentres tirada en Reforma y me lleves a tu casa, y me acuestes en tu cama, junto a tí. Y fingiendo dormir, rosemos nuestros labios, me beses dulce, tiernamente, como sólo tú sabes hacerlo, me abrazes tan fuerte que no pueda respirar.
En cambio, un mesero me carga hasta el taxi, éste me lleva a una calle en nosedondé, me quita la bolsa con el celular y yo me tambaleo hasta la banqueta, esperando que me veas desde donde estes.
Pasan los meses y lo único que se de ti es que regresaras en un año. Me lo dijiste en un poema y no se si sea cierto o sólo es lírica. Fernando Rivera C. me canta, me dice que le duele la vida y no encuentra salida. Lo dice por mí. Carajo, no puedo quedarme esperandote un año (sí acaso fuera cierto que regresaras). Decido hablar con la gente, conocer chicos.
No consigo nada, no les intereso, soy tan aburrida. Para tí no lo era, tú me conoccías, contigo podía hablar horas, de lo que fuera, ahora soy incapaz de tener una plática que vaya más allá del "Hola". Ahora doy la impresión de que soy tonta y banal, que ni siquiera leo revistas, que no se nada de música. Sin tí estoy perdida.
Te fuiste y no te importo destrozar mi vida, ni siquiera te tomaste la molestia de buscarme un reemplazo, otro ente del cual detenerme en este gran pozo sin fondo. Te vas y no te importa si podré volver a conocerte o a conocerme.